... Estaba siendo un verano increíble. T y yo disfrutábamos del tiempo que nos quedaba antes de volver a París.
Aún así, yo notaba que T no me deseaba o no me quería tanto como lo hacía en un pasado cada vez más lejano.
Pero yo le quería como nunca. Pasábamos todo el día juntos, en la playa o en la ciudad, disfrutando del verano y dando larguísimos paseos. En uno de esos paseos, T y yo nos encontramos a uno de sus amigos. Y me presentó a mí cómo su amiga.
En el momento no le di importancia, pero mas tarde empecé a pensar…
¿Que le pasaba? ¿Tenía miedo a que yo le hiciera daño de nuevo?
No podíamos seguir así, no podía ver como T estaba bien conmigo, pero de manera diferente a cómo se comportaba antes. Me di cuenta de que yo le quería más a él, que él a mi.
Una noche que vino a cenar a mi casa se lo comenté. T me miró a los ojos, y me dijo unas palabras que yo no me esperaba:
-He visto cómo me miras. Y tengo miedo. Miedo de lo que pasará, miedo a pensar en J cada vez que pienso en ti. Miedo a París, miedo a perderte. Miedo a no saber cómo poder pasar de J, de verdad. Sabes lo importante que eres para mi, y el tiempo que llevo esperando a que esto salga bien. No quiero pasar otra vez por lo mismo. No quiero pasarlo mal. Quiero luchar por nosotros.
-Solamente puedo decirte que eres el único para mí, ahora mismo en mi vida. Sólo quiero que me beses. Sólo pienso en ti a todas horas…Yo sólo quiero estar contigo. -Dije.
En ese momento T se quedó callado. Me miro y me besó, de una forma diferente. Nunca antes me había besado de esa manera tan cariñosa pero a la vez tan pasional. Sabía lo que yo quería en ese momento, lo que él quería en ese momento, lo que queríamos en ese momento.
-Me quedo contigo, esta noche - Dijo T
Por lo que me dejé llevar, lanzándome a sus brazos, a un mundo desconocido para mi.
Un mundo diferente, en el que solo estábamos él y yo...