sábado, 11 de mayo de 2013

PARTE 123.COCHE



... No se que me estaba pasando, me sentía cansada, no tenía un objetivo claro en mi vida más que aprobar exámenes...

L se había ido con unos amigos a Escocia por unos días. Y yo le echaba de menos tanto que me dolía el corazón. Me llamaba una vez al día, para contarme todo lo que había hecho. Yo mientras estaba terminando de mover todas mis cosas a su casa de Londres, ya que las tenía en casa de Danielle, y L me había hecho un sitio en el salón para dejar mis libros y mis diarios.

Cuando saqué los diarios de la polvorienta caja, releí todo lo que había vivido en estos 3 últimos años. Eché de menos estar en mi playa con T, pero cuando pasé al diario de L...

¡Qué suerte había tenido! Todo lo que había vivido se convirtió de repente en un sueño, y las lágrimas comenzaron a descender por mis mejillas.

Cuando coloqué el último diario, miré el reloj, L llegaría en 4 horas, justo para cenar. Así que cogí las llaves y dinero, y me fui volando al supermercado para hacerle algo especial.

Horas después, había dejado todo preparado en la cocina y había puesto la mesa en la terraza. Corrí a la calle, y me metí en el descapotable rojo de L. Conduje al aeropuerto, y cuando llegué, comprobé en la pantalla que su avión ya había llegado. Corrí a la puerta por donde L iba a salir.

Pasados cinco minutos, la puerta se abrió, y ahí estaba L. Tan esplendoroso como siempre. Unas niñas de unos 17 años que había a mi lado, (y bastante más atractivas que yo) le sonrieron. Pero L solo tenía ojos para mi.

Soltó la maleta, que cayó al suelo con un sonido seco, me cogió en sus brazos, me abrazo fuerte y me besó, haciendo que yo levantara los pies del suelo.

Las niñitas que nos miraban, se quedaron pálidas. Y cuando L y yo nos fuimos pude oír como comentaban algo de los dos.

Salimos fuera del aeropuerto, y me metí en el asiento del piloto del coche.

-Subase, señorito L, tengo una sorpresa para usted en casa.

-Que bien suena... en casa, en nuestra casa.

Y sin más, se sentó en el asiento del copiloto mientras sonreía. Me besó, y después, arranqué el coche...

martes, 7 de mayo de 2013

PARTE 122.LO POCO GUSTA Y LO MUCHO CANSA



... Habíamos pasado tres días en mi España, mis padres habían congeniado con L muy rápido, pero ya era hora de volver a Londres, hacer los exámenes y buscar un buen plan para verano.

En el avión de vuelta, L y yo estábamos sentados en el avión, recordando los momentos vividos en mi lugar de origen.

No dijimos nada en todo el viaje, pero una vez en casa L dijo:

-Me han caído muy bien todos, -dijo,-pero quieren mucho a T. Y a J... J... ese es el chico con el que salías antes de ir a París ¿no?

J... pensé, madre mia, había pasado tanto tiempo...

-Tu madre me dijo que J se iba a Londres. A estudiar el último cuatrimestre. ¿No quedarás con él, verdad?

-Claro que no, la última vez que le vi intentó besarme por la fuerza. Fue... y entonces me di cuenta de porqué había estado en mi casa... Había escapado de París. De L...

-¿Cómo era J contigo?-Me preguntó L al darse cuenta de por qué me había quedado callada.

Reflexioné la respuesta durante un minuto. Cuando pensaba en J se entremezclaban muchos sentimientos. Por una parte sentía asco, o mejor dicho rencor. Pero por otra, echaba de menos el amor de niños que sentía hacia mi.

-Podía estar con muchas chicas, algunas de ellas mis "amigas", pero aún así no se que conexión me unía a J. ¿Su problema? Era fácil. Para J:  LO POCO GUSTA Y LO MUCHO CANSA. Así fue con nosotros. Discusión tras discusión. J dejó de ser la maravillosa persona que yo conocía desde el colegio. Comenzó a comportarse como un impresentable con todo el mundo. Pero conmigo se comportaba como el mejor de los amigos, el mejor de los novios. Yo sabía, más bien intuía, como se comportaba con el resto de la gente, qué hacía. Y también notaba que mi mejor amiga tenía algo raro con el. Pero prefería hacerme la ciega, y no ver nada. Cuando todo se supo, yo escapé, pedí mi beca, y el mes siguiente llegué a París. Allí me uní de nuevo con T. Y también te conocí. En realidad le debo mucho a J. Le debo mi yo de ahora. Esa vida que siempre quise.

L se quedó pensativo, y luego me dijo.

-Oye M, ¿que va a pasar con T? ¿Qué vas a hacer cuando vuelvas a NY? A quién quieres más, ¿a T o a mi? No hago más que pensar en cómo tu familia hablaba de T y tú. No quiero perderte, claro que no, pero me da miedo que T en algún momento vuelva a ti como algo más...

-L-dije- no te preocupes por nada. Te quiero. Estudiemos, tenemos que aprobar. E irnos lejos. ¿Te parece?

L no parecía muy convencido. Entonces dijo algo que cambió mi forma de ver mi vida pasada

-M, pero como no me voy a preocupar, si T, J y yo te queremos con locura.

Toda mi vida se convirtió en una línea temporal en la que solo había recuerdos lejanos. Me había olvidado de todo lo querida que me había sentido. Ahora L estaba a mi lado. Peor J y T también estaban. Eso no significaba que tuviera que elegir entre unos de los 3. Simplemente tenía que grabarme en mi cabeza lo que ya estaba grabado en el fondo de mi corazón: "A lo largo de mi vida, había tenido la suerte de ser querida, amada, sin condiciones ni reservas, y eso, era el mayor de los regalos que la vida me había dado..."




jueves, 2 de mayo de 2013

PARTE 121.VAMOS

...Entré por la puerta del piso de L secándose las lágrimas. L estaba allí, y T no tardó en aparecer.

-Acabo de estar con Anna, y quería pediros perdón a los dos. Por todo lo que os he hecho. No he jugado por vosotros, eso lo puedo decir, al contrario que Anna. Me voy a ir un tiempo. A mi casa, a pensar, necesito estar con los míos, ver a mis amigas, descansar de todo esto.

L se quedó pálido. En realidad no se merecía nada de esto.

-Te acompañaré...- me dijo L. Si, pensé, será mejor que venga conmigo.

-L, te quiero, muchísimo, esto no es un pensar a quien elijo de los dos. Te elijo a ti, estoy contigo - Miré a T y proseguí.- T, sabes lo que siento por ti. Y sabes que lo que vivimos se merece algo más que un final como el que tuvimos. Pero L me dio paz en tiempos de guerra. Y le adoro. Así que me voy a casa unos días a desconectar, pero volveré, y vendré a verte T, lo prometo, Estaré aquí para lo que quieras. Pero ahora me iré a casa, con L.

L me miró y dijo:

-Yo, creía, yo...

-Es mejor que no vaya sola. Es mejor que vayamos juntos. ¿No?. Que conozcas mi ambiente. Me conozcas mejor, ayudame a hacer las maletas, por favor.

Los tres nos levantamos, L y T se dieron la mano. Y L se fue a su cuarto a hacer las maletas. Yo acompañé a T hasta la puerta de casa.

-Supongo que esto es un hasta luego , ¿no?

-Si, -le respondí.- Nos veremos pronto T.

-Te quiero muchísimo, pero eso ya lo sabes.

-Lo se, pero no es suficiente. -Dije.

T se acercó y me besó la frente.

-Hasta pronto M...

-Hasta pronto T...

miércoles, 1 de mayo de 2013

PARTE 120.¿ESTÁS DE BROMA NO?



...-Quiero que me expliques que te pasa, que tienes contra mi. Qué te he hecho para que me trates como si fuera tu enemigo. Primero me quitaste a L, lo intentaste al menos. Y cuando me doy la vuelta, me quitas a T.

-Simplemente me gustan, y siento decirte que fuiste tu la persona que se llevó a L de mi lado.

-¿Estás de broma no? L escapó de NY por tu culpa, le destrozaste, y se fue a París buscando algo nuevo, un cambio de vida. Y en cuanto te enteraste de que yo estaba con el, te entrometiste. Dime la verdad. ¿Pasó algo cuando él y yo estábamos juntos?

Anna se quedó pensando un momento. después dijo:

-No. No pasó nada, lo dije para separaros, yo no era nada ni nadie en NY sin él, y tendría que empezar de cero.

Me enfadé tanto que casi le tiro el café ardiendo a la cara.

-Eres una zorra sin escrúpulos, y quiero que sepas que estarás sola. En lo que a L y T se refiere, eres aire. No te quieren. Ninguno de los dos. Así que alejare de ellos.

La cara de Anna se encendió, y dijo:

-No te permito que me hables así y y menos tratándose de T. L ya está fuera de mi vida, y se que no quiere nada de mi, Phillip me lo dejo muy claro. Pero T... Cuando te fuiste de NY dejando a T aquí... fui su apoyo, porque cambió, dejó de ser él. Y tu escapaste de aquí sin mirar atrás. Me utilizaste para poder volver con J y no sentirte culpable. No son de tu propiedad. Y aunque no quiera a T, estaré con el.

-Me voy, es todo cuanto quería saber: Eres una trepadora sin escrúpulos, y aunque tu no te lo creas, te quedarás sola. Tan sola, que te dolerá. Y así sentirás lo que L, T y yo sentimos por tu culpa.

Me puse de pie, dejando sobre la mesa tres dólares.

Estaba contenta, sabía que T y L me querían, pero me sentí muy culpable. Y camino de casa de L, las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas.

”Por mucho que te esfuerces, por buenas que sean tus intenciones. Cometerás errores, harás daño, te lo harán a ti y si quieres recuperarte sólo puedes decir una cosa: te perdono. Perdonar y olvidar, es lo que dicen. Es un buen consejo, pero no es muy práctico. Cuando alguien nos hiere deseamos herirle. Cuando alguien nos trata mal queremos tener razón. Sin perdón las cuentas pendientes no se saldan, las viejas heridas no cicatrizan. Lo máximo que podemos esperar es que algún día tengamos la suerte de olvidar.” 

Así que caminé mas rápido, necesitaba hablar con  L y con T. Debía perdonar, pero también debía pedir perdón...

PARTE 119.ANNA



... L empezó a hablar. Y yo le escuché muy atentamente. Anna les había invitado a tomar una copa al salir de la comisaría. Pero L y T rechazaron su oferta y me buscaron por todo NY.  Pasadas unas horas, empezaron a preocuparse seriamente, y cuando ya estaban a punto de acudir a la policía, recibieron la llamada de teléfono desde mi móvil.

Habían ido al bar a por mi, y me habían llevado a casa de L, ya que estaba más cerca del bar.

Estaba muy enfadada, por lo que habían hecho, y triste porque Anna se había metido en mi vida como si nada. Había estropeado mi relación con ambos.

Cuando L terminó de hablar, me quedé callada y no dije nada.

Ambos me pidieron perdón, pero me dio igual. No dije nada, me levanté saqué algo de ropa y me metí en el baño. Quince minutos después, salí del baño con el pelo seco, unos vaqueros cortos, unos playeros y una camiseta blanca, fui directa al armario y saqué una sudadera de L. Me puse la sudadera, cogí las llaves y me acerqué a la puerta para irme, pero antes de salir, me di la vuelta, les miré y les dije:

-Me voy. Sola a dar un paseo. Estoy muy enfadada con vosotros dos. Pero tranquilos, que si os aburrís podéis llamar a Anna, que seguro que os hace más caso y más felices que yo.

Y sin más, me di la vuelta y me fui. Saqué el teléfono y marqué el número que debería de haber marcado hace mucho tiempo.

-¿Anna? Soy M. Tenemos que vernos. Ahora. Estoy en la cafetería donde desayunaba con L cuando estuve en NY. Se que sabes cual es. No quiero excusas. Te espero, hasta luego.

No la dejé hablar. Colgué, y me dirigí a la cafetería. Pedí un café y esperé. Pude ver como Anna entraba y se sentaba en frente mio.

-¿Qué es lo que quieres de mi?- me preguntó.