...Eran las 4 de la mañana. Me acababa
de despertar sobresaltada, pero no recordaba mi sueño. Tuve que
pararme a pensar dónde estaba. En París en París. No pude dejar de
acordarme de L. Le había mentido, no me hospedaba en un hotel cerca
del Louvre. Estaba pasando la noche en un hotel muy cerca del
apartamento que los padres de L tenían en París. No quería verle
hasta no arreglar todo antes. Pero sabía que me necesitaba, y aunque
L fuera el causante de todo el dolor sufrido en los últimos meses,
no podía dejarle solo.
Me acerqué a la cama, cogí mi
teléfono móvil y comprobé que no tenía ninguna llamada de
teléfono suya. No me sabía su número. No podía contactar con él.
Así que me metí en la cama, cerré los ojos y deseé con todas mis
fuerzas que L diera señales de vida antes de irme de París.
* * * *
8 Horas más tarde.
Acababa de salir del café donde me
había encontrado con mis amigos con los que había quedado. Me
dirigí al hotel a terminar de hacer las maletas, ya que mi avión
salía por la noche.
Ya eran las dos de la tarde y seguía
sin tener noticias de L, así que salí a la calle y fui al café
donde L me había invitado a tomar algo la primera vez que nos vimos.
Me senté en una mesa pegada al
escaparate, de manera que podía observar todo lo que ocurría en la
calle. Puse el móvil encima de la mesa, esperando la llamada o el
mensaje que me permitiera ver a L. Mi deseo se cumplió cuando a las
4 de la tarde, el teléfono empezó a sonar…