martes, 26 de noviembre de 2013

PARTE 141.HASTA QUE




Estaba muy cansada por todas las emociones que había sentido ese día. Era viernes por la tarde y no sabía que iba hacer durante todo el fin de semana. Decidí que tenía que darle gracias a L por la caja. Así que fui al único sitio donde sabía que podía estar. Su piso de soltero.

No me había cambiado de ropa, seguía con la de L puesta, y la verdad que no tenía muy buena pinta.

Entré en el portal, ya que la puerta estaba abierta. Subí las escaleras como un fantasma. Y llamé al timbre.

Esperé unos segundos. Hasta que L abrió la puerta...






PARTE 140.FOTOS


... La caja venía de Londres. No había remitente. Pero yo sabía que era de L. Me dispuse a abrir la caja. No tenía nada más importante que eso.

Dentro de la caja encontré recuerdos. Muchos recuerdos. Parte de la ropa que me había dejado en su casa, la ropa de L que más me gustaba (él me conocía bien).

Debajo de toda la ropa, había un diario. El diario que escribió mientras yo estuve viviendo con él en Londres. Y en el fondo de la caja, un álbum de fotos.

Al abrirlo, me quedé sin aire. Eran fotos mías en blanco y negro. Yo cocinando, yo sonriendo, yo bailando. Fotos de L. Fotos que yo le había hecho. Y fotos de los dos. L dándome un beso, los dos bailando, los dos en el fotomatón después de tomar copas en nuestro bar, los dos riendo...

Le echaba mucho de menos. Y no entendía porqué me había enviado todas esas cosas. Justo en ese momento. Cuando quedaban unos días para su boda.

Tenía que darle las gracias. Eso creía. Cogí mi teléfono móvil. Pero no podía llamarle desde ese teléfono.  No quería que se quedara con mi número.

No podía pedirle el teléfono a A. Así que simplemente no le di las gracias. Me di una ducha, me vestí con unos pantalones de L, uno de sus jerseys y unas bailarinas negras.

Cogí algo de dinero, llaves y la gabardina de L.

Me fui a mi cafetería favorita. Pedí un te y esperé a que la tristeza se apoderara de nuevo de mi....

sábado, 23 de noviembre de 2013

PARTE 139. REALMENTE DOLÍA



... Evitaba a toda costa encontrarme con A al entrar o salir de mi casa. Sabia que su novia se había ido de la ciudad, pero volvería a la boda.

Me senté delante de mi ordenador a buscar un viaje para salir de NY en las fechas de la boda de L. Necesitaría estar fuera, no podría estar en NY.

Sonó el timbre de casa, y me acerqué a mirar por la mirilla. Era A. No respondí, simplemente volví a sentarme delante del ordenador sin hacer mucho ruido.

Media hora mas tarde estaba leyendo el periódico. Había una noticia de  L. Había ido a Londres a comprar algo para su novia, según el periódico.

"Que bien", pensé. Las noticias de L me dolían, pero me hacían reconectarme con mi pasado.

Sentí ganas de volver atrás y luchar por él. No dejarle solo en Massachusetts. Estar con él. Realmente había momentos en los que le echaba tanto de menos que dolía.

Si, realmente dolía. "Estás bien, estás bien, estás bien" me repetí a mi misma.

La puerta volvió a sonar. Cuando  miré por la mirilla, había un chico con una caja de cartón. Abrí la puerta, el mensajero metió la caja dentro de mi casa, ya que pesaba mucho. Le di una propina y las gracias, y salió, mientras cerraba la puerta, A salía de su casa. Nuestras miradas se cruzaron. Y yo cerré la puerta...

jueves, 21 de noviembre de 2013

PARTE 138.SE QUIEN ERES



... Los días pasaban, y una noche estaba fumando en la ventana, en la escalera de incendios. Escuche ruidos en la ventana de al lado, donde estaba el cuarto de A.

No pude evitar asomarme , y fue entonces cuando la vi.

Había oído hablar de ella. La novia de A. Estuve celosa de ella desde el momento que supe de su existencia. No porque A me atrajera ni nada de eso. Simplemente porque ella no era para él.

Estaban bailando. Lento. Muy lento Y A la miraba.

La manera en la que él la miraba era la manera en la que un hombre enamorado mira a su chica. En ese momento lo único que sentí fueron celos.

Celos porque hacía tiempo que nadie me miraba así. Celos porque no podía sacarme de la cabeza la boda de L. Celos porque tampoco podía sacarme de la cabeza la mano de A en mi espalda cuando resbalé noches atrás en la cervecería.

No sabía que pensar. Me dolía estar así. Me dolía sentir lo que estaba sintiendo.

Cuando me di cuenta, me sentí espiando algo demasiado privado.  Así que entré rápido a mi casa. Cerré la ventana y me fui a dormir.

...


Al salir a trabajar al día siguiente me encontré a A y a su novia en el portal, preparados para despedirse, ya que ella volvía a España.

A me la presentó. Y ella me trató como si yo fuera una especie de bruja roba-novios.

-Ah... M... si.  Se quien eres, he oído hablar de ti. Tengo amigas que te conocen.

-¿Si?- respondí con una sonrisa.

-Si, -respondió- una de ellas de va a casar en un mes con un ex tuyo, me han dicho.

Fue como un golpe en la cara. No supe como reaccionar. A sabía parte de la historia de L. Nuestra amiga común le había resumido la peor parte. Pero no se esperaba lo que la cerda de su novia acababa de soltar por su boca.

A miró a su novia muy fijamente.

Sentí una oleada de odio. Miré a A.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero luché fuerte por no llorar. No delante de ella.

-Creo q me voy a ir. - Dije.

Me di la vuelta y salí a la calle, pude oír como A me decía algo, y también pude llorar...

domingo, 3 de noviembre de 2013

PARTE 137.CUANDO ESTA CIUDAD ME CONSUME



... Lo pasamos muy muy bien. Estuvimos recordando momentos de la facultad, hablando de amigos que teníamos en común. Después fuimos a una cervecería que había muy cerca de casa.

-Me encanta este sitio,- dijo A. -Puede que sea el lugar que más me relaja de toda la ciudad.

A dejó que entráramos todos, y yo entré justo antes de él. Resbalé con el suelo y resbalé, en ese momento A me cogió y nuestras caras quedaron muy cerca.

Fue la primera vez en mucho tiempo que sentí ganas de besar a alguien a quien no conocía lo suficiente, pero me puse de pie rápidamente, le di las gracias gentilmente, y entré a la cervecería.

Ahora entendía lo que decía. Era una cervecería que parecía una biblioteca. Todo estaba lleno de libros fotos y lámparas.

-Aquí vengo a relajarme cuando esta ciudad me consume. -Dijo A.

Todos pasamos una noche deliciosa. Llena de risas. Cuando llegó la hora de despedirnos, todas mis amigas vinieron a casa, y los chicos se fueron a dormir a casa de A, que estaba en el mismo rellano de la mía. Cuando estaba cerrando la puerta, A se acercó a mi y me dijo:

-Que descanses. Me ha gustado mucho conocerte. Si cualquier día necesitas algo. Aquí estoy.

-Gracias.

A me sonrió y momentos después yo cerré la puerta.

Era la primera vez en mucho tiempo que sentía algo que no fuera pena ni dolor en mi interior...

PARTE 136.A


... Estaba más tranquila, habían pasado unos días desde el encontronazo. Desde la noticia. Desde que sabía que todo había terminado.

Seguía yendo al trabajo todos los días. Mis amigas vinieron a verme desde España.

Una de ellas (mi mejor amiga de la facultad), me dijo que me presentaría a un amigo suyo del colegio. A, que había llegado dos meses atrás a la gran ciudad.

Le dije que invitara a A a mi piso, que se trajera algunos amigos.

Cuando sonó el timbre de casa, le dije a mi amiga que abrira la puerta, y entraron cuatro chicos de nuestra edad, conocía algunos de vista, de verlos años atrás cuando salía de fiesta por mi ciudad.

Yo estaba terminando de hacer un bizcocho, con un mandil muy mono que me había regalado L. En ese momento llevaba todo el pelo despeinado y lleno de harina, así que mi amiga decidió que era el momento propicio para presentarme a A.

Cuando me di la vuelta y le vi, me quedé parada mirando hacia él. Lo único que pude hacer fue sonreír. Era mi vecino. Sabía que me sonaba de algo. Me sonrió y yo le devolví la sonrisa.

-Soy A, encantado.

Le di dos besos, y justo cuando nuestras caras se alejaban, me susurró al oído:

-Tenía muchas ganas de conocerte, y esta vez no hemos chocado.

Sonreí y me di cuenta en ese momento que nos llevaríamos muy bien...