...Salí corriendo de la cafetería y corrí a una cabina (como no, me había olvidado el móvil en casa), y marqué el numero de móvil de L. Sabía lo que tenía que decirle para que volviera conmigo, para que no se alejara del todo de mi. Para que volviera a mi lado.
Después de sonar tres veces la señal, una voz masculina que conocía demasiado bien respondió. La voz de L sonaba igual que siempre, incluso más sexy de lo normal.
-¿Hola? ¿Quién es?
-...
-¿M... Eres tú?
Me quedé petrificada, agarrada al teléfono, mientras las lágrimas comenzaban a descender por mis mejillas.
Dejé escapar un sollozo involuntario que me quemaba la garganta. -Oh no... M...
En ese momento sonó por la línea la voz de alguien gritando algo de publicidad. L estaba en la calle, el problema era que yo también había escuchado ese mismo sonido en directo. Fue entonces cuando alcé la vista y le vi...
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